Amigo lector:

Te saludo cordialmente esperando te halles excelente en todo sentido junto a los tuyos, y te agradezco muchísimo por esta, tu primera o nueva visita a mi espacio de blogging en Postach.io.


Dando continuidad a este nuevo proyecto bloguero, comparto contigo hoy la presentación que recientemente he preparado para un Diplomado en Branding Personal Docente, que presumiblemente será ofrecido muy pronto por mi Universidad a varios grupos de educadores dominicanos, con el auspicio de una importante entidad del sistema educativo nacional, y que será coordinado y mayormente dictado por este tu servidor. Más adelante, una vez aprobado, compartiré contigo el Programa Académico del Diplomado, y posteriormente, diversos detalles sobre su marcha y del proceso de evaluación de su impacto.


Te agradezco mucho el feedback que puedas proporcionarme al respecto, por cualquiera de las vías disponibles para ello. Gracias por ser, por estar, por acompañarme hoy y siempre.






Presentándote el Diplomado en Branding Personal Docente


La marca personal es una categoría de gestión estratégica individual que nació como concepto y objeto de estudio hace apenas dos décadas (Peters, 1997, 1999, 2005), y ha sido desarrollada en la investigación y la praxis por diferentes autores que van posicionándola entre las prioridades internacionales del desarrollo personal, profesional, económico y social (Pérez Ortega, 2008, 2010; Estrada, 2016, 2017, 2018; Recolons, 2017, 2018; Collado Durán, 2015, 2017, 2018). Su gestión inteligente resulta cada vez más indispensable en la nueva época que vive la humanidad (De Souza, 2001), especialmente considerando su coexistencia con el denominado Mundo VUCA -volátil, incierto, complejo y ambiguo, y cada vez más de todo ello de modo irreversible- (Stiehm, Judith Hicks and Nicholas W. Townsend, 2002).


En el ámbito educativo, varios autores han investigado y propuesto aproximaciones conceptuales y metodológicas sobre el tema. Por ejemplo, Barreda (2015) propone que …la Marca Personal Docente tiene que ver con la idea que le viene al alumno, a las familias, a los compañeros, cuando piensan en el docente. Es esa idea rápida y vertiginosa, emocional, no pensada, que aparece espontáneamente en la mente de los demás y condiciona el proceso de enseñanza-aprendizaje y las relaciones que lo acompañan. La Marca Personal Docente es la sensación que emerge en los otros y que sin palabras recoge aquello en lo que destaca el docente (sea bueno o malo), sus valores, sus habilidades, sus conductas." Y más adelante en el mismo texto propone al educador: “No se trata de venderte, ni de que te compren… se trata de posicionarte adecuadamente en la mente de tus alumnos, familias y compañeros, y de que te elijan reconociendo tu liderazgo docente, en el ámbito de tus competencias."


En un trabajo posterior, el propio autor plantea: “Que el docente descubra su Marca Personal es un ejercicio de madurez profesional para el que se requiere de una mezcla de humildad y valentía, ya que implica recibir su propio reflejo del espejo que representan sus alumnos y alumnas. Por otro lado, este imagen reflejada de sí mismo lo colocará, sin lugar a dudas, en una posición privilegiada para la mejora de su ejercicio profesional, de su autoestima y de su propio bienestar."


Por su parte, Estrada (2016) conceptualiza la marca personal docente como

“...un constructo de triple índole (personal/profesional/social) y de doble dimensión (esencia/impacto), el cual define, explicita y permite identificar, analizar, sintetizar, evaluar, calificar, valorar e integrar en un concepto único y diferenciado, los diferentes e individuales modos en que un profesional de la educación se manifiesta, se comporta, incide, influye, transforma, deja huella moral y memoria explícita en sus diversos públicos, entornos y momentos de incidencia, y eventualmente los trasciende, gracias a lo que es como persona y profesional en sociedad, lo que hace en cada una de ambas condiciones e integrándolas en sistema, y lo que logra como sinergia a partir de todo ello, en términos de:

  • el crecimiento y transformación individual multidimensional (principios, valores, ideales, creencias, motivos, actitudes y comportamientos) de los seres humanos a quienes educa,
  • las competencias específicas de toda índole generadas y/o desarrolladas por/en ellos para reproducir, aplicar y crear conocimiento y sus derivaciones, en beneficio individual y colectivo,
  • la voluntad, compromiso y calidad de integración y contribución a sus grupos, comunidades, y a la sociedad, que hayan construido y manifiesten en su accionar,
  • los niveles de influencia, incidencia e impacto que logren generar y proyectar gracias a su evolución/transformación/desarrollo,
  • los niveles tangibles y/o intangibles de evolución, transformación y desarrollo parcial o integral de las familias, grupos, comunidades, organizaciones y demás espacios sociales a las que sus educandos pertenecen y contribuyen, así como su satisfacción con parte o todo lo recibido como contribuciones, y
  • el reconocimiento social -y su sostenibilidad en el tiempo- obtenido por él y por ellos, en virtud (y a partir) de los diversos aportes realizados."

Todo ello define claramente la necesidad de gestionar esa marca para convertirla en el resultado práctico que se desea, en términos del impacto que cada educador consigue sobre sus diversos públicos. En ello funcionan muchos de los abordajes propuestos por diversos autores que proponen contenidos sobre el campo. A continuación, algunas ideas al respecto.


La necesidad de convertirnos en la primera opción, o una de las primeras (Pérez Ortega, 2008) -y mantenernos en ese estadio a mediano y largo plazo- para quienes requieran y/o utilicen nuestros servicios profesionales de toda índole (ya seamos empleados por cuenta ajena o emprendedores por la propia), hace necesario -aplicando el modelo del Iceberg de la entidad líder del personal branding en lengua española- un proceso de autoconocimiento (Soymimarca, 2013) que nos permita diagnosticarnos y nos lleve a identificar con precisión nuestros aspectos más fuertes y los más débiles, de modo que podamos apalancarnos en los primeros para mejorar o eliminar los segundos; pero siempre desde la autenticidad de nuestro verdadero ser, enfocándonos en comportarnos como las personas que somos y convertirnos cada día en una mejor versión de nosotros mismos, y por supuesto, construyendo una voz propia, expresándonos con y desde ella en toda situación, y evitando actuar personajes ajenos a nuestra esencia. En fin, trabajando, desarrollando y mejorando nuestro ser desde los principios y valores fundamentales que asumimos, practicamos, sustentamos y nos definen como seres humanos y como profesionales en ejercicio. Todo ello es vital para un educador.


En segundo lugar, se requiere trazar e implementar una estrategia maestra de desarrollo y potenciación personal (Soymimarca, 2013), que nos permita, gracias a nuestros diferentes desempeños, posicionarnos en la mente de nuestros públicos del modo en que deseamos hacerlo y no como lo determine el azar u otras circunstancias, logrando impactarles favorablemente desde lo más positivo de nuestro ser y hacer, y de los niveles de logro que consigamos al integrarlos (Estrada, 2015, 2016, 2017, 2018). Considerando especialmente que esa estrategia, concebida como el conjunto de decisiones y acciones que debe permitirnos transitar desde nuestro estado actual al deseado (Estrada, 2016, 2018), debe partir precisamente de los puntos que identifiquemos en el primer momento anterior de autodiagnóstico, pero integra también (necesariamente), una mirada diagnóstico/analítica tan abarcadora, profunda y detallada como nos sea posible dar al entorno, su situación actual, y sus tendencias presentes y previsibles. Todo docente debe ser capaz de efectuar ese trazado de su ruta estratégica de desarrollo personal y profesional, con un objetivo de mejora continua de su quehacer.


Y en tercer lugar -aunque no necesariamente después de lo anterior, sino preferiblemente en paralelo con ello-, planear y ejecutar como un sistema las acciones de comunicación (Soymimarca, 2013), requeridas para que esa marca que somos y dejamos a nuestro alrededor, integrada por lo que somos, lo que hacemos y lo que logramos en las diferentes esferas de nuestro diario accionar, sea conocida, reconocida y valorada del modo que queremos y esperamos, por parte de todas las personas a las cuales pretendamos impactar con ella (Estrada, 2016, 2017, 2018). Lo cual, en el caso de los docentes y su ejercicio, resulta fundamental para que la población de nuestro país perciba y valore de forma creciente la mejora paulatina del sistema educativo, precisamente, a través de la forma en que su principal actor: el educador dominicano, marca e impacta positivamente en sus diversos entornos de incidencia educativa, a través de sus diferentes desempeños y logros.


Y todo esto debe ser objeto de formación, entrenamiento y práctica sistemática para los educadores dominicanos (Estrada, 2016). Pues su misión y función social está orientada a desarrollar y consolidar principios, valores, actitudes y competencias pertinentes a nuestro proyecto de nación en las nuevas generaciones de ciudadanos que serán el soporte del desarrollo nacional en las próximas décadas. Y ello depende mucho de la calidad con que logren marcarles, la durabilidad de esa marca humana, y los niveles de fidelidad y compromiso personal/organizacional que consigan generar (y mantener, y consolidar, y hacer crecer) en cada uno de sus estudiantes, y también en sus familias; en los demás estamentos de la comunidad educativa; en los niveles superiores de gestión del sistema educativo; en la sociedad civil, y en otros diversos estamentos de la nación. Por consiguiente, los educadores necesitan aprender a gestionar una marca personal docente de muy elevado impacto y altísima credibilidad.


Desarrollar con efectividad estos procesos de gestión de marca personal requiere formación profesional especializada, que integre los conceptos temáticos y las nuevas tecnologías con la práctica educativa, institucional y social, y permita a los educadores aprender haciendo (en acciones formativas estrechamente vinculadas a la vida real); y que -sobre todo- les permitan transformar su desempeño de marca personal como educadores, hacia el nivel excelencia que demanda la nueva época (que requiere un docente humanista, formado con enfoque inter, multi y transdisciplinario, que combine en su desempeño docente lo mejor de las nuevas tecnologías con lo mejor de los valores personales y colectivos, con curiosidad por el aprendizaje constante, enfocado a la innovación disruptiva de su ejercicio pedagógico y a la investigación permanente de la realidad que le rodea, promotor del trabajo colaborativo y en equipos, con amplios conocimientos de todas las áreas relacionadas con la materia o materias que imparte), y posicionarse como líder genuino y efectivo gracias a ese nuevo perfil y su impacto de marca sobre el entorno (Estrada, 2016).


En resumen, la nueva educación dominicana requiere educadores capaces de transformar el ejercicio educativo nacional desde su propia modelación transformadora (educadores auténticos, relevantes, diferentes, y por todo ello, cada vez mas pertinentes), y desde el impacto de la marca personal docente que cada uno de ellos sea capaz de ser y dejar en su entorno de incidencia. Ese es el sentido del presente Diplomado en Branding Personal Docente.



Amigo lector:

¿Qué ideas te surgen y cuáles planteamientos, críticas o sugerencias puedes hacerme con respecto a esta propuesta?

¡Recibe un cordial brand/abrazo, desde mi Caribe que amo!

Tu siempre amigo...